A lo largo de la historia, el arte ha sido el medio por excelencia en el que las personas expresan y plasman todo aquello que les rodea. El arte siempre ha estado sujeto a la polémica por la inclusión de temas controversiales como el satanismo y la brujería, así como por pasajes históricos o relatos escalofriantes.
En este artículo te mostraremos 12 pinturas perturbadoras que retratan lo más oscuro de la mente humana. Estas pinturas podrán darte miedo y hacerte sentir incómodo. Sin embargo, son el reflejo de un imaginario que cuestiona el papel de la maldad en el mundo.
“El aquelarre” (1798) Francisco de Goya
Esta es una de las obras más famosas de Francisco de Goya que pintó para los Duques de Osuna. El lienzo muestra un ritual de aquelarre, presidido por un macho cabrío, una de las formas que toma el demonio, en el centro de la composición. A su alrededor aparecen brujas ancianas y jóvenes que le dan niños con los que, según la superstición de la época, se alimentaba. Actualmente forma parte de la colección de la Fundación Lázaro Galdiano, en Madrid, España. La obra es relativamente pequeña, pues apenas mide 43 x 30 cm. Sin duda, esta obra es aterradora y parecería sacada de una historia macabra.
“La pesadilla” (1781) Johann Heinrich Füssli
Füssli hizo esta obra inspirándose en la pintura el ‘Sueño de Hécuba’ de Giulio Romano. En él cuadro vemos una mujer dormida poseída por un íncubo, demonio de la mitología europea de la edad media que se presenta en sueños de tipo erótico y se posa encima de su víctima para tener relaciones sexuales. Al fondo se aprecia la cabeza de un caballo de aire fantasmal que contempla la escena. La fisonomía de la mujer pintada corresponde a Anna Landoldt, sobrina de su amigo Johann Caspar Lavater. El cuadro se encuentra en el Instituto de las Artes de Detroit, Estados Unidos.
“El Carro del Heno” (1512-1515) El Bosco
Con esta obra el Bosco demuestra que las personas, a pesar de su clase social o lugar de origen, están tan poseídas por el deseo de gozar y adquirir riquezas materiales y se dejarán engañar o seducir por el Demonio. La lección moral que propone el artista es que debemos alejarnos de los bienes terrenales y de los placeres de los sentidos para evitar la condenación eterna. Este tríptico se encuentra en el Museo del Prado de Madrid, España. Si miras de cerca, particularmente en el retablo número tres, se puede observar el caos desatado.
“La masacre de los inocentes” (1612) Peter Paul Rubens
La matanza de los Inocentes es un episodio relatado en la Biblia, aunque sólo en el Evangelio según San Mateo que cuenta cómo Herodes I el Grande mandó ejecutar a los niños menores de 2 años nacidos en Belén al habérsele escapado Jesús, el que todo el mundo profetizó como Rey de los judíos. Actualmente, la obra se exhibe en la Galería de Arte de Ontario en Toronto, Canadá.
“El deterioro de la mente a través de la materia” (1973) Otto Rapp
Esta pintura es la más reciente de la lista, y en ella podemos observar un cráneo humano en descomposición como una jaula de pájaros diabólica. El artista austriaco plasmó su visión acerca de la pérdida del razonamiento humano. Un rostro descarnado se observa en todo el lienzo, listo para desgarrar nuestro inconsciente y convertir en realidad nuestros más terribles horrores. Con influencia del surrealismo, Rapp transformó el horror en realidad a través de esta pintura que puede incomodar a más de uno.
“Dante y Virgilio” (1850) William-Adolphe Bouguereau
El pintor usa un episodio de la Divina Comedia, del escritor italiano Dante Alighieri, que describe la entrada de Virgilio y el propio poeta en el octavo círculo del infierno, donde se encuentran los falsificadores. Allí se les ve observando dos almas condenadas: el hereje alquimista Capocchio mientras es mordido en el cuello por Gianni Schicchi, personaje real que vivió en el siglo XIII en Florencia, famoso por su capacidad de suplantación de personas, y enviado por ello al infierno. Esta obra se encuentra en el Museo de Orsay de París, Francia. Con este cuadro, William-Adolphe Bouguereau da cuenta de su increíble talento para retratar la anatomía humana a la perfección.
“Judit decapitando a Holofernes” (1613) Artemisia Gentileschi
El tema de Judit decapitando a Holofernes es uno de los episodios del Antiguo Testamento que con más frecuencia se ha representado en la historia del arte. En el cuadro podemos observar a Judit, junto a su doncella, quien se adentra en el campo enemigo, seduce y luego decapita al feroz general Holofernes. Actualmente se conserva en la Galería de los Uffizi de Florencia, Italia. La pintora Artemisia Gentileschi retrata a la perfección esta cruda y violenta escena, que tiene claras influencias de la obra de de Caravaggio.
“Saturno devorando a su hijo” (1819-1823) Francisco de Goya
‘Saturno devorando a su hijo’ forma parte de la serie de ‘Pinturas negras’ de Francisco de Goya que decoraron los muros de la casa que adquirió en 1819, llamada la Quinta del Sordo. El cuadro representa al titán Cronos, o Saturno en la mitología romana, mientras devora a uno de sus hijos. Cronos se comía a los hijos recién nacidos de Rea, su mujer, por temor a ser quitado del trono por uno de ellos. Desde 1889 es posible apreciar esta obra en el Museo del Prado, en España. Un antecedente directo de esta impresionante obras es el cuadro Saturno de Peter Paul Rubens, que pintó en 1636 y guarda características muy similares con la obra de Goya.
“El jardín de las delicias” (1500-1505) El Bosco
Es la obra más conocida del pintor neerlandés Jheronimus Bosch (el Bosco). Se trata de un tríptico pintado al óleo compuesto de una tabla central y dos laterales que se pueden cerrar sobre dicha tabla. Considerada como una de las obras más fascinantes y misteriosas, forma parte de la exposición permanente del Museo del Prado de Madrid. Al abrirse, el tríptico presenta, en el panel izquierdo, una imagen del paraíso donde se representa el último día de la creación, con Adán y Eva. En el panel central se representa la locura desatada: la lujuria. Por último, la tabla de la derecha representa la condena en el infierno, y es la que tiene los colores más sombríos en comparación con las otras dos. La genialidad de esta obra se encuentra en los detalles, si la observas a profundidad encontrarás imágenes bizarras que parecen sacadas de un sueño. Curiosamente, el cuadro cerrado en su parte exterior alude al tercer día de la creación del mundo.
“La cabeza de Medusa” (1618) Peter Paul Rubens
Según cuenta la mitología, la cabeza de Medusa, incluso después de cortada, seguía manteniendo intacto su poder y convertía en piedra a cualquiera que la mirase. La imagen es terrorífica, pero a la vez atrae de forma inexplicable. Caravaggio pintó unos años antes un cuadro similar titulado la cabeza de medusa, pero definitivamente la obra de Rubens se lleva las palmas por su perturbadora creación. La pintura se encuentra en la colección del Museo Kunsthistorisches de Viena, Austria.
“El dragón rojo y la mujer revestida de Sol” (1810) William Blake
Las pinturas de El Gran Dragón Rojo son una serie de pinturas en acuarela realizadas por el poeta y pintor inglés William Blake. En esta pintura, el Dragón se muestra listo para devorar al niño de una mujer embarazada tal y como es representado en el Apocalipsis. El cuadro se encuentra en el Museo de Brooklyn, Estados Unidos. Esta pintura inspiró la novela de El dragón rojo del escritor Thomas Harris, donde aparece por primera vez el famoso psiquiatra Hannibal Lecter, además, este libro fue llevado a la pantalla grande en las películas Manhunter de Michael Mann y El Dragón Rojo de Brett Ratner.
“Iván el Terrible y su hijo” (1885) Ilía Repin
Los dos personajes que aparecen en la obra son Iván IV el Terrible (1530-1584), primer zar del Imperio Moscovita, y su primogénito, Iván Ivanovich (1554-1581). Según escritores polacos, este hecho sucede cuando Iván IV, en uno de sus ataques de ira, trata de golpear con un bastón a la esposa de su hijo estando embarazada por vestir ropas poco ortodoxas; por lo que Iván Ivanovich se enfrenta a su padre con la mala suerte de recibir un fuerte golpe en la sien que termina con su vida. La obra actualmente se encuentra en la Galería Tretiakov de Moscú, Rusia. Curiosamente, este cuadro ha sido atacado en dos ocasiones, provocando daños considerables, el primero sucedió en 1913 y el propio artista logró repararlo, el segundo ocurrió en 2018.
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