Wes Craven falleció después de hacer “Scream 4” (2011), y lo más sensato hubiese sido dejar que la saga muera ahí, con su creador. Para preocupación de muchos, allá por 2020 o 2021 salió anunciada que Scream 5 iba a existir, y se iba a llamar “Scream” (2022). Pero no iba a ser solo un remake, se iba a sentir como una continuación de la saga. Simple y llanamente: “Scream” (2022) es una secuela. Es la continuación de “Scream 4”, forma parte de la misma historia que “Scream” (1996).
La historia abre con nuevos personajes que lideran un largo tramo de la película, en donde de a poco van acercándose al trío que viene acompañando a la saga desde el comienzo. En tanto, a estos nuevos personajes, creo que la película tiene sus altibajos.
Las actuaciones son el mejor ejemplo de eso, creo que Jenna Ortega y Mikey Madison son las mejores; pero nunca logré creerme los personajes de Melissa Barrera (protagonista de la película, básicamente) y Jack Quaid. Jasmin Savoy Brown hace un buen trabajo como el personaje que explica la estructura de terror de la cual la película va a aprovecharse para llevar a cabo la trama. El resto del grupo: cumplen y no estorban, ni destacan para bien ni destacan para mal.
De todos modos, más allá de las virtudes de las nuevas introducciones, la película siempre brilla más cuando cualquiera de la triada-protagonista-original se encuentra en pantalla. No hay con qué darle a eso, Arquette, Campbell y Cox siguen teniendo la misma chispa y química entre ellos.
Lo más interesante de la película es lo autoconsciente que es respecto de la falta del “5” en su título. Eso es, quizás, lo que yo hubiese querido escuchar para que me vendan la película. De haber sabido antes que la crítica/sátira iba a ir por ese lado, hubiese tenido más ganas de verla desde un principio.
Habla del término “requel” o “recuela”, una mezcla remake y sequel (secuela). Eso es lo mismo que se viene haciendo con “Halloween” (2018), “Candyman” (2021) y “Texas Chainsaw Massacre” (2022) (y, fuera del terror “Ghostbusters”, 2016). Es una secuela, más o menos, quizás niegue algunas secuelas de la original (como en “Halloween” (2018), que se niegan todas las que vinieron después de la original), quizás no (como la que concierne a este artículo). Pero, a su vez, es un nuevo comienzo para la saga (sea porque pasaron muchos años, porque el cast es nuevo, y los personajes originales vuelven como “ancianos legendarios”; o su legado continúa siendo mencionado, pero funciona más o menos igual si se ve dicha película sola, porque se explica todo lo necesario para que funcione por su cuenta).
En términos de industria, es una forma de poder capitalizar una saga, sin que el público tenga la necesidad de ver la exagerada cantidad de películas que hay en medio. Eliminando el número, se asegura más público, pues no tiene que comprometerse a ver “una película vieja”.
En “Scream” (2022), por un lado, se hacen cargo de estar en un remake-secuela e inclusive quien (o quienes) se esconde(n) bajo la máscara de Ghostface funciona(n) como una crítica, no solo sobre la industria, sino sobre la posición o el rol del fanático, y la incidencia que éstos tienen a la hora de hacer una película (y que salga tal y como ellos quieren o esperan que salga -véase, por ejemplo, el caso de “Sonic the Hedgehog”, 2020); y lo obsesionados que los fanáticos pueden estar, tal como lo mucho que se pueden enojar si las cosas no salen como esperaban (Por ejemplo, “The Force Awakens”, 2016; y cualquiera de esa nueva saga de “Star Wars”).
Es una jugada bastante interesante, que va más o menos por el mismo lado que en las otras entregas de la saga de “Scream” (En donde se hacen cargo de que son una secuela, en donde se hacen cargo de que son una trilogía “y las cosas terminan acá”, y en donde más o menos la cosa funciona como un remake, aunque no lo sea). Por otro lado, como pasa con todas las de Scream en cierto punto, creo que cae en varias de las cosas que, en un principio, critica. Sea a propósito o no, eso correrá por cuenta de la interpretación de cada uno.
Creo que satirizar esta nueva tendencia fue lo que salvó (pues fue una crítica muy contemporánea y fresca), pero, a su vez, sentenció a las futuras entregas. No sé de qué vaya a tratar la próxima (ni cómo se vaya a llamar, pero ya está confirmada), si la hacen muy pronto, se van a quedar muy rápido sin material para criticar/satirizar.
La gracia de las películas de Scream (en especial entre la 3, la 4 y la 5, por lo espaciadas en el tiempo que fueron), es, no solo criticar y burlarse de la estructura narrativa absurda del cine de terror, sino también dar cuenta de “las modas del momento” en el cine de terror. Veremos qué trae consigo la siguiente.
La siguiente ya no se puede llamar “Scream 6”. O quizás sí, y no les importe nada la coherencia. Ya lo veremos. Personalmente, creo que esta nueva tendencia de “recuelas” es muy poco práctica a la hora de armar una cronología clara entre películas. Mucho más a largo plazo.
Intentar entender que “Scream” a secas del 2022 es una secuela, no de “Scream” a secas de 1996, sino de “Scream 4”; contrario a “Halloween” a secas del 2018, que no es una secuela de la última de la saga (“Halloween: Ressurection”, 2002), sino de “Halloween” a secas de 1978. Lo mismo con “Candyman” a secas del 2021, que no es una secuela de “Candyman: Day of the dead” (1999), sino de “Candyman” a secas de 1992.
Ahora, ¿cómo diferenciar a “Halloween” (2007) de “Halloween” (2018), respecto de “Halloween” (1978)? Ya es una cuestión bastante compleja que, para mí, por el modo de pensar y de capitalizar la industria que tiene la-máquina-de-hacer-películas-yankee, va a ser dejada de lado. Es más importante vender ahora, que se consuma ahora, que pensar en cómo aquello va a mantenerse en el tiempo.
Quizás sea una conclusión un poco ambigua, veremos dentro de un par de años qué tan bien funciona esta idea de hacer secuelas, que funcionen como remakes. Gracias por leer, me gustaría saber qué les pareció “Scream” (2022) y qué opinan de esta nueva tendencia de las “recuelas”.