Cuando tenía 16 años una amiga me confesó que le causaban impresión los bebés recién nacidos. Yo a esa edad ya había cargado en brazos a más de uno porque me daban muchísima ternura y claramente aún no tenía en cuenta que es mejor no estarlos cargando; pero bueno, eso es tema aparte. Volviendo a mi amiga, ella nunca había sostenido a un niño tan pequeño. Le impresionaba desde su piel arrugadita y traslúcida hasta su cabecita que describía como un “péndulo en un cuello de goma”. No era miedo a que se le cayera, ni tampoco es que no les gustaban los bebés, era una sensación incómoda que le causaban estos humanitos tan lindos y feos al mismo tiempo.
En el momento que vi el trabajo de Qi Xuan Lim recordé inmediatamente aquella turbación que sentía mi amiga: esa sensación que intentaba explicarme mientras yo hacía mi mejor esfuerzo por tratar de entender, pero lo cierto es que nunca llegué a comprenderlo del todo hasta ahora.
Al ver las figuras de esta escultora quedé alucinada, había logrado captar la esencia de lo delicado, frágil y sensible que es un bebé; pero a su vez se había reservado el efecto de causar ternura; ya que por el contrario su trabajo deja un sabor de perturbación y perplejidad.
La diseñadora gráfica Lim cuenta con un talento extraordinario que le permite fusionar percepciones tan antagónicas como lo son lo agradable, bello y delicado, contra lo perturbador, lo incómodo y lo extravagante. Todo esto lo logra de una manera muy singular ya que no cae en lo grotesco. En las figuras de bebés no hay una pizca de sangre, ni poseen caras terroríficas, ni sus rasgos son anormales, de hecho utiliza técnicas hiperrealistas y pinta sus rostros con unos suaves rosas pasteles que remarcan sus zonas más tiernas como lo son la comisura de los labios o las naricillas de un recién nacido; pero entonces ¿qué es lo inaudito en los trabajos de Quixuam? que logró mezclar, y combinar, lo real con lo ilusorio de una manera muy inteligente.
No hay horror, no hay sangre… hay una ficticia y estresante gastronomía. Mucha gente expresa esa emoción que causa un bebé con la frase “¡me lo comería!”, digamos que Lim se lo tomó un tanto literal ya que suele colocar estas caritas hiperrealistas dentro de una lata de atún o las convierte en un popcake. Es evidente que la artista llevó a su máxima expresión lo de “dulce” y “tierno” ya que la mayoría de sus mini esculturas moldeadas en arcillas polimérica representan golosinas, pasteles y confituras que aparentan ser suaves y blandas, insólitamente deliciosas para algunos, y repulsivas para otros.
Con un marcado diseño retro muy cuidado, Lim prepara cada detalle con mucha delicadeza y estilo, en el que prima el buen gusto a la hora de presentar sus platos irreales. Unos buenos cubiertos, canastitas preciosas y carameleras clásicas nos presenta bajo el pseudónimo de qimmyshimmyen su Instagram, el cual cuenta con más de 182k seguidores.
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