Octavio Paz (1914-1998) fue un reconocido poeta, ensayista y diplomático mexicano que ganó el premio Nobel de literatura en 1990, convirtiéndose así en uno de los tres mexicanos que han sido distinguidos con dicho galardón y el único en el área de la literatura. Es considerado como uno de los escritores más influyentes de habla hispana del siglo XX, así como uno de los más grandes poetas de Latinoamérica.
Su vasta obra incluye casi una treintena de libros de poemas y más de 30 ensayos, los cuales han sido traducida a 32 idiomas. Paz nació en plena Revolución mexicana, y su padre fue un connotado abogado y periodista que trabajó para nada más y nada menos que Emiliano Zapata, uno de los principales líderes de este movimiento social. Además, su abuelo Ireneo Paz fue parte del ejército de Porfirio Diaz.
Desde muy joven inició su gusto por la literatura y a los 17 años fundó junto a sus compañeros de la Escuela Nacional de México la revista Barandal, dos años después publicó su primer poemario titulado Luna Silvestre. El poeta estudió en las facultades de Derecho y de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde tuvo como profesor al escritor Carlos Pellicer, quien tuvo una gran influencia en su formación.
Paz tuvo un amplio compromiso social y participó en las misiones educativas del entonces presidente de México, Lázaro Cárdenas, dando clases en una escuela para hijos de obreros y campesinos de Mérida, Yucatán.
Su ensayo más conocido es El laberinto de la soledad, obra publicada en 1950, que muestra un análisis de la psicología y actuar del mexicano a través de las diferentes etapas históricas como la Conquista, la Colonia, la Reforma, la Revolución y la época contemporánea. A principios de los años 60´s fue designado embajador de México en la India, sin embargo, renunció a su cargo tras la masacre del 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco.
Gracias a su importante obra literaria, recibió innumerables distinciones entre las que destacan el Premio Miguel de Cervantes, además de que fue nombrado doctor Honoris Causa por diversas universidades en todo el mundo como la de Boston, Harvard, Nueva York, Texas, Murcia, Roma y por supuesto por la UNAM.
A continuación, te invitamos a disfrutar algunas de sus frases más célebres.
“Un mundo nace cuando dos se besan”.
“Nuestro culto a la muerte es el culto a la vida, del mismo modo que el amor que es hambre de vida es anhelo de muerte”.
“El amor es una pasión que todos o casi todos veneran pero que pocos, muy pocos, viven realmente”.
“El mexicano puede doblarse, humillarse, «agacharse» pero no «rajarse», esto es, permitir que el mundo exterior penetre en su intimidad”.
“El escritor debe soportar la soledad, saberse un ser marginal. Que los escritores seamos marginales es más una condenación que una bendición”.
“Hay que dormir con los ojos abiertos, hay que soñar con las manos… hay que soñar en voz alta, hay que cantar hasta que el canto eche raíces, troncos, ramas, ramas, pájaros, astros…”.
“Las masas humanas más peligrosas son aquellas en cuyas venas ha sido inyectado el veneno del miedo… del miedo al cambio”.
“El amor es intensidad y por esto es una distensión del tiempo: estira los minutos y los alarga como siglos”.
“Lo que a mí me parece inaceptable es que un escritor o un intelectual se someta a un partido o a una iglesia”.
“Para el mexicano la vida es una posibilidad de chingar o de ser chingado”.
“La poesía nos hace tocar lo impalpable y escuchar la marea del silencio cubriendo un paisaje devastado por el insomnio”.
“El amor es trágico; añado que la amistad es una respuesta a la tragedia”.
“En México el poder es más codiciado que la riqueza. Si es usted millonario, le será difícil —casi imposible— pasar de los negocios a la política. En cambio puede usted pasar de la política a los negocios”.
“El amor nace de un flechazo; la amistad del intercambio frecuente y prolongado. El amor es instantáneo; la amistad requiere tiempo”.
“Viejo o adolescente, criollo o mestizo, general, obrero o licenciado, el mexicano se me aparece como un ser que se encierra y se preserva: máscara el rostro y máscara la sonrisa”.
“Cada poema es único. En cada obra late, con mayor o menor grado, toda la poesía. Cada lector busca algo en el poema. Y no es insólito que lo encuentre: Ya lo llevaba dentro”.
“En todo encuentro erótico hay un personaje invisible y siempre activo: la imaginación”.
“La memoria no es lo que recordamos, sino lo que nos recuerda. La memoria es un presente que nunca acaba de pasar”.
“El sexo es la raíz, el erotismo es el tallo, el amor es la flor. ¿Y el fruto? Los frutos del amor son intangibles. Éste es uno de sus enigmas”.
“Dios existe. Y si no existe debería existir. Existe en cada uno de nosotros, como aspiración, como necesidad y, también como último fondo, intocable de nuestro ser”.
“El hombre no es solamente fruto de la historia y de las fuerzas que la mueven … El hombre, me parece, no está en la historia: es historia”.
“El amor no es un remedio físico, no es una vacuna: es un paradigma, un ideal de vida fundado en la libertad y en la entrega”.
“Los sacrificios y las ofrendas calman o compran a dioses y santos patronos; las dádivas y festejos, al pueblo”.
“Una sociedad poseída por el frenesí de producir más para consumir más tiende a convertir las ideas, los sentimientos, el arte, el amor, la amistad y las personas mismas en objetos de consumo”.
“La libertad no necesita alas, lo que necesita es echar raíces”.
“Todo es hoy. Todo está presente. Todo está, todo es aquí. Pero también todo está en otra parte y en otro tiempo. Fuera de sí y pleno de sí…”.
“Amar: hacer de un alma un cuerpo, hacer de un cuerpo un alma, hacer un tú de una presencia”.
“En un mundo hecho a la imagen de los hombres, la mujer es sólo un reflejo de la voluntad y querer masculinos”.
“Amar es combatir, es abrir puertas, dejar de ser fantasma con un número a perpetua condenado por un amo sin rostro”.
“Sin libertad, la democracia es despotismo, sin democracia la libertad es una quimera”.
Con información del Gobierno de México.