En 2024 se cumplieron 10 años de la partida de José Emilio Pacheco, uno de los escritores más importantes del siglo XX en México y, por su puesto, uno de los más queridos por su sencillez e influencia, que marcó a todos quienes lo hemos leído a través de sus maravillosos relatos que inmortalizaron las voces e historias del centro del país.
Pacheco nació en la Ciudad de México en 1939 y cursó estudios de Derecho en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Sus primeras actividades en la literatura las desarrolló en diferentes revistas como Medio Siglo, Estaciones, y Siempre!, así como en el periódico Novedades y las revistas de la Universidad de México, y Mexicana de Literatura.
Sus primeros textos fueron publicados a los diecinueve años, en el libro La sangre de Medusa y otros cuentos marginales (1958), después publicó El viento distante (1963) y El principio del placer (1972). También escribió dos novelas, Morirás lejos (1967) y Las batallas en el desierto (1981), el libro más emblemático del autor, cuya influencia en la cultura popular mexicana es profunda, lo cual vemos reflejado a través de la canción Las batallas de la banda de rock Café Tacuba y en la película Mariana, Mariana de Alberto Isaac.
El escritor tuvo una gran producción de obras enfocadas en la poesía y destacan Los elementos de la noche (1963), No me preguntes cómo pasa el tiempo (1969), Los trabajos del mar (1984), Miro la tierra (1986) y Ciudad de la memoria (1989).
José Emilio también incursionó en el séptimo arte por medio de la película El castillo de la pureza de 1972, en la cual participó como guionista a lado del director Arturo Ripstein.
Gracias a su prolífica y destacada carrera como escritor, recibió múltiples reconocimientos como el Premio Xavier Urrutia (1973), Premio Nacional de Periodismo (1990), Premio Nacional de Ciencias y Artes en el campo de la lingüística y literatura (1992), Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana (2009) y el Premio Miguel de Cervantes (2009).
Para recordar al extraordinario José Emilio Pacheco daremos un recorrido por su obra a través de las frases literarias que lo inmortalizaron.
“Solo el árbol tocado por el rayo guarda el poder del fuego en su madera”.
“El amor es una enfermedad en un mundo en que lo único natural es el odio”.
“Tengo que rebelarme contra mi sumisión y someterme ante mi rebeldía”.
“Sigo pensando que es otra cosa la poesía: una forma de amor que sólo existe en silencio, en un pacto secreto entre dos personas, de dos desconocidos casi siempre”.
“Voy a guardar intacto el recuerdo de este instante porque todo lo que existe ahora mismo nunca volverá a ser igual”.
“La nostalgia es la invención de un falso pasado. A ella se opone la mirada crítica. Estoy en contra de la idealización de lo vivido pero totalmente a favor de la memoria”.
“Ya me encontré a mí mismo en una esquina del tiempo. No quise dirigirme la palabra en venganza de todo lo que me he hecho con saña”.
“Al nacer ocupamos el sitio de alguien, y no damos las gracias a quien se ausenta para legarnos su inestable espacio”.
“¿Por qué tienen que pegarle etiquetas a todo? ¿Por qué no se dan cuenta de que uno simplemente se enamora de alguien? ¿Ustedes nunca se han enamorado de nadie?”.
“Hoy quemé tu carta. La única carta que me escribiste. Y yo te he estado escribiendo, sin que tú lo sepas, día a día. A veces con amor, a veces con desolación, otras con rencor. Tu carta la conozco de memoria: catorce líneas, ochenta y ocho palabras, diecinueve comas, once puntos seguidos, diecisiete acentos ortográficos y ni una sola verdad”.
“Enamorarse sabiendo que todo está perdido y no hay ninguna esperanza”.
“Siempre me pasa lo mismo, en vez de gozar del presente ya me entristece la futura nostalgia por el ahora que no volverá”.
“Escribir tiene su encanto: me asombra ver cómo las letras al unirse forman palabras y salen cosas que no pensábamos decir. Además lo que no se escribe se olvida”.
“Y antes de juzgar mal a alguien debía pensar si tuvo las mismas oportunidades que yo”.
“Poesía no es signos negros en la página blanca. Llamo poesía a ese lugar del encuentro con la experiencia ajena”.
“Pero no estaba arrepentido ni me sentía culpable: querer a alguien no es pecado, el amor está bien, lo único demoniaco es el odio”.
“La vida no es de nadie, la recibimos en préstamo. Lo único de verdad nuestro será la ausencia”.
“La madurez no se alcanza por fecha de nacimiento ni consta en los archivos oficiales, nos graduamos de adultos nada más cuando alguien nos deja”.
“El que se va no vuelve aunque regrese”.
“No somos ciudadanos de este mundo sino pasajeros en tránsito por la tierra prodigiosa e intolerable”.
“Ellos al darle muerte (al Che Guevara) le otorgaron la vida perdurable”.
“Cuando esperaba el día se hizo de noche. Y nunca aprendí a caminar en tinieblas”.
“El que derrota al monstruo y ocupa su lugar se vuelve el monstruo”.
“Escribir es el cuento de nunca acabar…No hay obras acabadas, sólo abandonadas. Reescribir es negarse a capitular ante la avasalladora imperfección”.
“Nada se vive antes ni después. No hay conjugación en la existencia más que el tiempo presente”.
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