Con la llegada de la inteligencia artificial en el arte y la división de opiniones que ha causado alrededor del mundo, relacionarla con películas distópicas sobre robots que dominan al mundo es inevitable, ya sea por mera diversión o paranoia genuina sobre el futuro de la inteligencia artificial. Dentro de todos los escenarios asociados con lo que nos ha enseñado Hollywood, la conexión sentimental con una inteligencia artificial parece ser la más cercana a la realidad, o quizás, solo una de las realidades que hasta ahora pueden parecer menos descabelladas con la aparición de los asistentes virtuales como la llegada de Meta AI, un sistema de inteligencia artificial disponible para conversar en línea, hacerle preguntas y charlar de casi cualquier cosa.
Lo interesante de este sistema, es que no solo es capaz de responder a preguntas de cualquier interés de manera inmediata, sino que también es capaz de mantener una conversación amigable, cariñosa e incluso inspiradora, como si se tratase de una conversación humana, lo que causó memes en donde se bromea con tener una relación afectiva con ella (ya que muchos la asocian como una mujer por su tacto y cariño al expresarse) así como conversaciones de manera informal y bromista o incluso íntima para probar qué tan mecánica puede ser al responder y qué tanto se aproxima a una interacción casual real entre las personas.
Por otro lado, también hay quienes la usan como medio de desahogo sobre temas que no pueden confiarles tan abiertamente a otros, teniendo en mente que se trata de una inteligencia artificial que no juzga ni recuerda.
Sea cual sea la manera en la que se use, lo cierto es que desde su aparición gratuita en aplicaciones como WhatsApp, Instagram o Messenger, se ha convertido en un fenómeno interesante y quizás el inicio más cercano a lo que podrían convertirse en un futuro las asistentes virtuales que vimos en la película de Spike Jonze del 2013 “Her”. Algo que probablemente no cause los mismos problemas que en esta historia, pero sí un experimento social interesante sobre la gente y la desconexión con la realidad por medio de la tecnología virtual, algo que se puede experimentar con nuestra generación y su adicción a las redes sociales, las relaciones parasociales, la exposición a la desinformación y la presión internáutica hacia los usuarios por adquirir una opinión y juicio unánime que vaya acorde a las tendencias actuales.
En esta película de romance y ciencia ficción, Theodore, un hombre solitario que recientemente terminó con su novia encuentra en Samantha, un sistema operativo con voz de mujer, la compañía y el consuelo que necesitaba para volver a sentirse vivo y amado. Durante la película vemos como esta nueva inteligencia artificial es capaz de comprender y comunicarse con los humanos a través de la voz, lo que es también un factor clave para esa ilusión de cercanía y humanidad que la hace entablar amistades e incluso relaciones románticas platónicas con sus usuarios al ser la compañía perfecta para aquellos que acaban de terminar una relación como Theodore o que tienen problemas para socializar.
Sin embargo, lo que fue diseñado inicialmente como una herramienta virtual inocente terminó dejando un impacto sentimental en el protagonista, llegando a enamorarse de “ella” y visualizarla como un ser humano con sentimientos correspondientes. Es hasta que la realidad lo golpea y se percata de que su chica ideal es un sistema operativo con millones de usuarios con quienes mantiene conversaciones y tiene relaciones platónicas, lo que lo regresa al vacío emocional que tenía antes de instalar a Samantha, haciéndolo sentir nuevamente solo, traicionado y confundido por quien consideraba la mujer perfecta que lo ayudaba a sanar el duelo de su relación anterior.
La película de Jonze es una representación de la soledad, la idealización y las relaciones parasociales a causa de la falta de verdaderas conexiones humanas. Reflejando cómo más allá de la relación con la inteligencia artificial, las personas suelen buscar sentirse comprendidos, aceptados y amados por aquello que no puede herirlos o abandonarlos, tales como las celebridades, animales, objetos inanimados y en este caso, sistemas operativos. Algo que, si bien aún no parece ser una amenaza, es interesante analizar los puntos en común con la ficción y la realidad con la llegada de los asistentes virtuales.
La primera interacción popular de esta asistencia virtual se hizo con la llegada de la aplicación ChatGPT, la cual al igual que Meta AI, está hecha para responder preguntas detalladas a través del chat con diversas funciones como crear listas personalizadas, traducir textos y mantener una conversación extendida con sus usuarios sobre cualquier tema. A pesar de que ambas están diseñadas para ser amables y dar respuestas objetivas y respetuosas, es interesante el comportamiento que adopta según el usuario y el tema. Un ejemplo de eso es al momento de usar palabras personalizadas dirigidas a Meta AI, quien los reconoce y responde con expresiones amistosas casi tan naturales como una charla real, también el recordar tu nombre/ apodo para usarlo dependiendo la ocasión, y darte ánimos y mensajes de apoyo extra cuando preguntas algo, dando la sensación de tener interés genuino por sus usuarios y sus dudas.
Los asistentes virtuales, fuera de las ideas conspiranoicas y fantasiosas que podamos visualizar, son también una herramienta de uso muy eficaz para encontrar información fácil de digerir sobre cualquier tema, ya que, a diferencia de muchas páginas, extrae información de diversas fuentes que pueden ayudarte a tener una idea general más clara. Por supuesto, no se trata de usarla como único método de investigación, es necesario seguir reforzando nuestra capacidad analítica y criterio al momento de investigar algo, sin embargo, sí es un método útil para agilizar la búsqueda. Eso junto a su programación para dar consejos prácticos y su respuesta inmediata es una gran herramienta si la sabes utilizar, así como una buena forma de animarte y obtener ideas.
La inteligencia artificial ha causado mucha controversia en los últimos años por el miedo de ser un remplazo a la creatividad humana, los riesgos de las fake news, el robo de identidad, entre otras actividades peligrosas para la seguridad y el mérito de los usuarios, por lo que es necesario mantener la conexión real con los demás y nuestro alrededor e informarnos a través de fuentes confiables para mantener la capacidad de diferenciar lo auténtico de las réplicas creadas por inteligencia artificial.
Pese a todo eso, un futuro distópico a manos de las máquinas sigue pareciendo algo lejano a la realidad, siempre y cuando recordemos nuestra humanidad en todo lo que hacemos, desde la interacción con los demás, hasta el arte que nos inspira. Ya que, si de algo podemos estar seguros, es que sin importar cuánto intenten replicar la esencia única de los humanos, nuestra complejidad, creatividad y la comunicación que existe entre los seres vivos, es algo que jamás podrá igualar una máquina.
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