Cine

10 genios de la animación que marcaron la historia en esta gran industria

Conoce a los creadores de icónicos dibujos animados como Bugs Bunny, Tom y Jerry, y Scooby Doo, quienes abrieron el camino a los futuros animadores y dejaron una gran huella que sentó las bases de nuestras caricaturas favoritas

Hay quienes es de su agrado, hay otros quienes no; opiniones habrá diversas, sin embargo, no podemos negar que el género de la animación está aquí y desde mucho tiempo atrás nos ha regalado obras y series disfrutables y consideradas como obras magistrales tanto en el cine como la televisión.

En la actualidad, existe una gran cantidad de películas y series animadas que nos divierten o nos sorprenden con sus personajes, las hazañas por las que atraviesan y por el equilibrio entre la calidad de la imagen y el contenido del proyecto; el mundo de la animación nunca dejará de maravillarnos, ya que dentro de ella, a comparación de la realidad lisa y llana, un lugar donde todo lo imaginable e inimaginable es posible y puede plasmarse de diversas maneras: he de allí la gran cantidad de técnicas utilizadas por los creadores y los artistas de la industria.

No obstante, para haber llegado al punto en el que ahora se ha establecido dicha área, tuvo que haber un inicio, una línea de partida y quiénes la comenzaran, convirtiéndose con el pasar del tiempo en grandes referencias de lo que hoy podemos apreciar visual y aditivamente. Artistas que dejaron un legado cuyos nombres son estimados, y algunos otros cuantos han quedado olvidados. Es por ello que en este artículo veremos aquellos animadores y artistas que dejaron una huella simbólica dentro de esta profesión, personajes, técnicas y obras que merecen todo el reconocimiento por su creatividad y trabajo.

Tex Avery (1908-1980)

Frederick Bean Avery, mejor conocido como Tex Avery, es a quien le debemos la creación de dos personajes icónicos que, hasta la actualidad, siguen causando sensación entre el público en general: Bugs Bunny y el Pato Lucas.

Durante su estancia en el Estudio de la Warner Bros., Tex sorprendió tanto a la producción como al público en general con las dos principales estrellas de los que posteriormente serían conocidos como los Looney Tunes. Sin embargo, su mejor época sería cuando comenzó a trabajar para la Metro Goldwyn Mayer (el estudio conocido por presentarse con el rugido de un león) a través del cual nos trajo otros personajes tan icónicos como Droopy, así también producciones conocidas como “Red Hot Ridding Hood” y “The Blitz Wolf”, el cual le valió una nominación al Óscar a Mejor Cortometraje Animado en 1942.

Gracias a los trazos característicos de éste increíble animador, director y productor, Hollywood tuvo su época de oro en cuanto a animación se refiere, ya que los dibujos y el estilo inconfundible no sólo fueron una gran influencia para posteriores colegas sino una gran referencia y modelo canónico dentro del mundo de las caricaturas.

William Hanna (1910-2001) y Joseph Barbera (1911-2006)

Cuando, al terminar de ver un buen capítulo de Scooby Doo o de Don Gato y su pandilla veía que aparecía el nombre del estudio de animación del que provenían, pensaba que era una mujer que se llama Hanna Barbera, la cual había creado todos esos increíbles personajes; luego me di cuenta de la verdad: eran los apellidos de los dos creadores. William y Joseph se conocieron al trabajar juntos para la Metro Goldwyn Mayer, lugar de donde saldría a la luz no sólo uno de sus mejores creaciones, sino también una de las más icónicas dentro de la industria: Tom y Jerry, esa serie animada en la que veíamos las desventuras del gato Tom al tratar de atrapar a ese escurridizo y travieso ratoncito de nombre Jerry.

Luego de un tiempo, tomaron la arriesgada, pero grandiosa idea de formar su propio estudio de animación, del cual veríamos las series animadas propias de las décadas de los años 60’s y 70’s: “Los Picapiedras”, “Maguilla el Gorila”, “Los Autos Locos”, “El Oso Yogui”, “El Show de Hucleberry Show”, “Don Gato y su Pandilla” y “Scooby Doo”. A pesar del pasar de los años, estas caricaturas siguen siendo igual de disfrutables, al punto de seguir siendo transmitidas o continuadas en la actualidad.

Chuck Jones (1912-2002)

Si bien Tex Avery se le reconoce la idea original de los personajes de Bugs Bunny y el Pato Lucas, a Chuck Jones le reconocemos que haya creado gran parte del resto de los personajes de los Looney Tunes: Pepe le Pew, el Coyote, el Correcaminos, Marvin el Marciano y su perro K-9, Hubie y Bertie, Elmer el Gruñón, Penélope, entre otros muchos que hemos podido ver en los capítulos transmitidos del Show de los Looney Tunes, así como también el cambio de personalidad del Pato Lucas que le había otorgado Avery a su personaje: de un pato gracioso o loco al pato narcisista y con poca suerte que hoy en día conocemos.

Técnica, estilización y personalidad característicos de sus personajes son un poco de lo mejor que podemos resaltar: un toque más pícaro y gracioso a esos dibujos animados que con sus diálogos, aventuras y desventuras nos hacen reír a carcajadas. Chuck Jones ganó tres premios Óscar en la categoría de Mejor Cortometraje Animado, el último de ellos, “The Dot and the Line”: A Romance in Lower Mathematics”.

Satoshi Kon (1963-2010)

Con películas como “Perfect Blue” (1997), “Millenium Actress” (2001), “Tokyo Godfathers” (2003) y “Paprika” (2006), además de una serie animada titulada “Paranoia Agent” (2004), Satoshi Kon vino a traerle al mundo de la animación japonesa un nuevo estilo y una forma más transgresora de plasmar una historia a sus espectadores, mostrando un lado distinto de lo que comúnmente conocemos del anime, llegando incluso a influir en directores de cine tales como Darren Aronosfky (Réquiem de un Sueño, El Cisne Negro) y de Christopher Nolan (Inception).

El sello personal de este increíble animador no radica precisamente en el dibujo, sino más allá de la imagen, como lo es el guion: sus personajes, siempre atrapados en una trama donde son constantes las encrucijadas entre la realidad y la ficción, relación de la que no pueden escapar; aunando a ello, una vuelta de 180° a la historia de la que sobreviene un final que poco o definitivamente no podíamos esperarnos.

John Lasseter (1957)

Lasseter es la referencia más conocida de cómo la animación encontró una nueva y asombrosa herramienta en el ordenador, dando inicio a una nueva etapa dentro de la industria, que influiría en la mayoría (por no decir en todas) las productoras y estudios de animación.

Compañero de estudios de otros grandes animadores y cineastas, Lasseter sufriría el rechazo por parte de superiores de la industria al mostrar indicios de la animación en 3D, a pasar posteriormente como fundador y productor de uno de los más reconocidos estudios de la animación digital: Pixar, la cual fue comprada en el año del 2006 por Disney. Este hombre de gran creatividad comenzó toda esta revolución con una idea que se quedaría en el corazón de los espectadores y en la historia de la misma industria: en 1988, ganaría el Óscar a Mejor Cortometraje Animado con el trabajo titulado “Tin Toy”, el cual cuenta las aventuras de un pequeño juguete que cobra vida, el gran precedente de lo que vendría siendo “Toy Story”, estrenada en 1995 y creada por el mismo John Lasseter.

Osamu Tezuka (1928-1989)

Conocido también como el “Dios del Manga”, Tezuka innovó el mundo del manga y el anime después de la Segunda Guerra Mundial, convirtiéndolo en el material que hoy en día los amantes de dicho contenido disfrutamos y en uno de los íconos por los que se distingue el país nipón.

Con influencias de las películas de Disney y del trabajo de los hermanos Fleischer (Betty Boop, Popeye), Osamu basó las características de sus personajes en los de los creadores anteriores, trayendo como resultados los inicios de los rasgos distintivos de la animación japonesa, siendo notorios en, por ejemplo, uno de sus trabajos de mayor impacto en la industria: “Astroboy” (1958-1963). Autor de más de 150,000 páginas de manga provenientes de 700 obras y de diversas series animadas icónicas tales como “Fénix” (Hi No Tori), “Adolf” (Adolf ni Tsugu) y “Buda” (Budda).

Hayao Miyazaki (1941)

Cofundador del estudio Ghibli, uno de los estudios de mayor prestigio no sólo en Japón, sino en todo el mundo y ganador del Óscar a Mejor Película Animada por su obra maestra “El Viaje de Chihiro”, Miyazaki, al igual que Satoshi Kon pero con anterioridad, renovó el mundo del anime al traernos no simples películas, sino obras maestras del cine en general.

Influenciado por las figuras paternas (su padre trabajó en la industria aeronáutica y su madre poseía un carácter independiente y fuerte comúnmente reflejado en los personajes femeninos de sus películas), por la literatura en su época estudiantil y amante de la técnica tradicional de animación (acuarela), el director japonés ha llevado a la pantalla grande largometrajes no sólo aplaudidos por la belleza de sus trazos, paisajes y la imaginación desbordante, sino también por hacer hincapié en mensajes y críticas con respecto al cuidado ambiental (“La Princesa Mononoke”, “Nausica en el Valle del Viento”) y a la sociedad de su natal Japón, resaltando la figura de los niños y de la mujer, los cuales son los principales héroes de dichas películas.

Lotte Reiniger (1899-1981)

Las mujeres también han tenido participación en el mágico mundo de la animación, y qué mejor referencia que la cineasta alemana Charlotte Reiniger, mejor conocida como Lotte, la gran artista de las sombras.

Los cuentos de hadas, los mitos y las óperas llegaron a ser contadas a través del uso de la luz y de las sombras, gracias a la técnica adiestrada de la tijera para que los movimientos de los personajes fueran delicados y con la mayor flexibilidad posible. Como si se estuviese en el teatro chino de sombras, Lotte sorprendió con su gran habilidad en el manejo de tal técnica para plasmar y embellecer al mismo tiempo de una manera distinta los cuentos clásicos, como sucede con la “Cenicienta”, “Corazón Robado”, “Carmen” y, quizás su obra más reconocida y extenuante (tres años para ser realizada), “Las Aventuras del Príncipe Ahmed”.

Ladislaw Starewicz (1882-1965)

Starewicz era un entomólogo de origen ruso que trabajaba para el Museo de Historia Natural y, sino hubiese sido por su interés por los insectos, este pionero del uso de las marionetas, no hubiera creado el lado oscuro y un poco tétrico del stop-motion. Algunas de las labores de Ladislaw era la realización de documentos acerca de la naturaleza de los insectos por lo que, al verse imposibilitado de filmar el apareamiento de unos escarabajos ciervo, decidió tomar algunos insectos muertos y recrear documentales y cortometrajes. A partir de allí, vieron a la luz cortometrajes como “La venganza del camarógrafo” y “La navidad de los insectos”, y películas como “El cuento del zorro”.

Jan Swankmajer (1934)

Cineasta de origen checo, Swankmajer unió el surrealismo con la animación de fotograma a fotograma con el fin de crear cortometrajes alucinantes y a la vez perturbadores. Utilizando objetos inanimados, como muñecos, carne cruda y residuos de otra índole, hasta llegar incluso a personas para la recreación de sus espectaculares escenas, sus cortometrajes y largometrajes traen a la luz la parte más profunda de nuestro inconsciente, los cuales hacen referencia no sólo a su influencia de autores como Lewis Carroll y Edgar Alan Poe, sino también a críticas políticas y corrientes artísticas presentes en la Europa de ese año y sus otras habilidades dentro del mundo del arte, como la escultura y la orfebrería.

Algunas de sus obras abarcan “Dinner”, “Jabberwocky”, “Food”, “Darkness, Light, Darkness” y su reconocido largometraje “Alice”, entre muchas otras.

10 genios de la animación que marcaron la historia en esta gran industria
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