A estas alturas del año, gran parte de la población joven del país debe tener una sonrisa, un ceño fruncido o inclusive algunas lágrimas después de saber los resultados de los exámenes de ingreso a la universidad, presente y futuro se fusionan en una preocupación que más vale solventar pronto para tomar decisiones sobre una continuación de sus estudios, un año sabático o laboral o una ocupación temporal si es que la elección inicial no les gustó. No me imagino lo difícil que es ese salto definitivo de grado escolar con una losa llamada “Nueva normalidad” a la espalda a pesar de la popularidad de la mentira legitimada que para mí es la frase de: “La generación Z ya nació con el chip de la tecnología”, en fin, parte del camino ya está trazado.
De entre toda esa población de futuros estudiantes de ingenierías, carreras de ciencias de la salud y demás, en quienes más pienso es en los de humanidades y artes por empatía, porque varias veces estuve ahí y sé que por hechos precisos como la prioridad de algunos sectores productivos en la estructura económica que tenemos. Pues más allá de lo ya dicho sobre la supervivencia económica también entra en debate una cosquilla dentro del cuerpo llamada vocación, aquello que nos nace y se nos facilita por nuestra personalidad y cualidades o aquello que aspiramos a ser y hacer para vivir y realizarnos.
Centrándome especialmente en la enseñanza de la música y los medios digitales, las artes nos mueven a todos como una cuestión emotiva, en palabras de abuelita un “entretenimiento sano” y que nos concentra en nuestro cuerpo y su relación con un instrumento así como los conocimientos que nuestro cerebro adquiere
En la actualidad que vivimos sabemos que uno puede meterse en broncas cuando quiere ser músico. Aún así, ese deseo reprimido es algo que vive y pulula en las conversaciones diarias. Te has topado con la frase: “¿Eres músico (O artista)? ¡Qué bonito, yo también quería pero no me dejaron!” y que es mejor solventar desde la prueba y el error.
Cuando uno quiere empezar a tocar, practicar o producir música existen diversos caminos que dependen también en mayor medida de cómo esté uno formado, el nivel de práctica que quieras tener. Y aunque hay cosas que aparentemente no envejecen, el rollo del rockstar ha quedado muy atrás de lo que conocimos, actualmente la manera de ver la música es muy diferente, y amenaza con cambiar más con la era post covid-19, los métodos a distancia y demás.
Es por eso que decidí compartir esta reflexión a manera de preguntas donde mis respuestas son solamente una humilde opinión de cómo afrontar ese camino y permitirnos buscar nuestros sueños y vocación de una manera realista que a veces como artistas o aprendices de las artes nos hace falta.
1.-¿PREGUNTARSE POR QUÉ?
Sí, una pregunta básica pero no tonta, nuestra mente y corazón están llenos de razones que no alcanzamos a dimensionar, lo más fácil es decir porqué me gusta tocar y se me da, pero no siempre el camino es así de sencillo, a veces interesa un poco más la trascendencia social o porqué nos gusta estar en el mundo artístico y no necesariamente ser quien toque el instrumento.
Con esta aclaración podemos empezar a medir y/o descartar posibilidades acerca no solo de la música, si no de nuestros gustos y estilo de vida para el camino que elijamos en el futuro.
2.-¿EN QUÉ GRADO ME INTERESA LA MÚSICA?
Si algo siempre nos falta sobre todo a partir de la edad adulta es el tiempo, vivamos en una grande o pequeña ciudad el aprender a dosificar la energía y saber con cuantas actividades vamos a poder es de por sí un reto.
Por eso es importante saber que los músicos más destacados, sea cual sea su método, tienen en común horas de dedicación al instrumento, software o a su propio cuerpo, es importante saber sobre todo si podremos manejar una carrera paralela que nos dé otro ingreso laboral, y qué nivel de técnica queremos pulir y para qué. No solo ser un ejecutante o compositor virtuoso, si no saber qué es lo que queremos lograr con ello y saber si nos bastará a lo mejor con tutoriales y clases particulares o si es momento de buscar la formación de una academia y perseverar por ello.
3.-¿CUAL ES LA MEJOR MANERA DE APRENDER PARA MÍ?
Y cuando una persona se propone estudiar música de repente en los exámenes se encuentra parámetros de solfeo, escritura y ejecución con los que te das cuenta que tener mucha pasión y mucho corazón no basta, la formación debe de buscarse en la mayoría de casos meses o un año antes.
Si ya estás en el camino y estuviste tomando clases de instrumento de manera virtual o las suspendiste cuando el país estuvo en semáforo rojo sabrás hasta qué punto esto te fue suficiente o no lo fue, también si el método clásico del “círculo de do” en la guitarra o los ritmos musicales latinos y populares pueden darte lo que buscas o si necesitas técnicas que vayan más allá de tu estilo.
Inclusive los análisis musicales que hacen Youtubers como Shauntracks que se atribuye un trabajo de investigación quizás mil veces más informal que el de la academia pero que es altamente útil para la generación de música en el canon industrial.
Solamente tomar en cuenta que ambos caminos tendrán sus bemoles: la escuela exige ciertas formalidades y reglas estrictas que, durante el tiempo que transcurre hasta que egresas y puedes romperlas tendrás que respetarlas por una buena cantidad de años.
4.-¿QUÉ CONOCIMIENTOS TENGO DE LA MÚSICA?
Un engaño tanto propio como social que podemos tener también, es que pensemos que por saber mucho de datos, canciones y tener un gusto y cultura musical muy curtidos nuestro camino es la ejecución, a veces el tiempo no nos alcanza o nuestra técnica no es la mejor y tendemos a frustrarnos, sin tomar en cuenta que la creación musical no es solo tocar, la industria se compone de más sectores e inclusive hay compositores que tienen decenas de letras y arreglos sonando en la radio y cuya cara no conocemos.
O tal vez no somos tan veloces, ágiles o virtuosos y pasa el tiempo y no lo logramos, pero sabemos escuchar los elementos de una composición, saber a qué queremos que se escuche, el temperado y afinación de los instrumentos y lo conocemos como nadie más en nuestro círculo cercano, abriéndonos otras puertas
La producción musical es otro camino importante y en el que muchos se involucran más por el glamour que por una auténtica pasión y también es un reto que tiene muchas aristas ¿Cómo apoyar a nuevos proyectos a través de una propuesta sonora, sobre todo si quieren seguir un camino distinto al de los ritmos y tendencias de la música actual?
Igualmente la crítica, que por años ha sido vista como el enemigo también es un camino de saberes e intercambio que algunos no han querido explorar por miedo o soberbia, pero que, si nos portamos sensatos puede ser la retroalimentación discursiva, social y técnica sobre qué es lo que hace un discurso musical, las emociones que provoca en la población.
5.- ¿QUÉ TIPO DE MÚSICO QUIERO SER?
Ya que pasamos la parte de la satisfacción propia, hay que resaltar que estamos en un mundo lleno de competencia donde hay que saber ya de antemano que el éxito comercial depende de un grupo de factores como el marketing, lo novedoso del proyecto y que hoy en día en las plataformas de música el pez grande se come al chico y cuesta mucho destacar a la primera si no tienes el empuje de un gran productor detrás de ti, es necesario preguntarse eso.
Uno de los más virtuosos bateristas del metal y hard rock en Colombia por ejemplo, forma parte de la agrupación que toca en vivo para el reggaetonero Maluma, sirviendo con su formación en otros géneros a bases de percusión que no deben ser demasiado complicadas de ejecutar para él. Hay músicos de los llamados “líricos” que lograron componer canciones conmovedoras en la mesa de una cantina imaginando tonadas con chiflidos. Hay gente que puede aprender a tocar “de oído” y topa con pared cuando llega a formas musicales más complejas como las que manejaba Bach… Hay otros como Alan Parsons que pasan gran tiempo de su vida produciendo a otros artistas y tienen relativamente menos trabajo en solitario.
Y así entre muchos ejemplos podemos ver que ni la academia ni la música popular son los únicos caminos, unos podemos aspirar a que la música sea conocida, otros a “innovar”, pero lo importante es que tú te des cuenta de tus aspiraciones personales y de la formación que vas a necesitar para ello.
Inclusive teniendo un instinto nato es necesario pulirlo, la pregunta es ¿Qué tanto y con qué estoy conforme?
6.-¿DONDE ENCUENTRO ÉSE APRENDIZAJE?
El decir el número y es en esta pregunta donde pasamos a la parte social, ningún camino es al cien por ciento correcto y nos vamos a encontrar a personas que proyectan su historia propia como la única verdad y se enojan si vamos por otro camino (Parecido a la incomprensión que vivimos a veces por parte de nuestros padres), esto va muy de la mano con tu manera de aprender, quizás tomaste un webinar que era bueno pero no te prendió igual que tocar guiado por un maestro.
Tal vez tú ya tengas idea de cómo componer algo instrumentalmente y el ver algunos tutoriales sobre los efectos que puedes ponerle en una computadora te aclaren la mente, o tal vez necesites esa iniciación a través de un curso, licenciatura o posgrado.
De la misma manera hay escuelas y salas culturales que se centran más en los métodos populares que en la interpretación de partitura y la técnica de tradición más centroeuropea, todas de distintas calidades y métodos en las cuales se puede encontrar. Como ya mencioné siempre habrá esa batalla entre el conocimiento de la práctica y el académico, pero solo tú al explorar esos caminos sabrás por donde librarla.