A más de 100 años de la muerte del pintor austriaco Gustav Klimt, su obra ha trascendido como la de ningún otro artista lo ha hecho. Klimt falleció el 6 de febrero de 1918, a los 55 años, dejando un legado imborrable en la historia del arte.
Uno de los temas más recurrentes de la obra de Klimt es la mujer, plasmando muchas de las facetas del carácter femenino con suntuosas decoraciones en dorados y elementos ornamentales de vivos colores.
El Beso (1908)
La obra maestra de Gustav Klimt es un óleo con laminillas de oro y estaño sobre lienzo que mide 180 x 180 centímetros. Esta obra se encuentra en la Galería Belvedere de Viena. Es tal la admiración de Klimt en su país natal que, en 2003, Austria emitió una moneda conmemorativa de 100 euros que tenía un grabado de la pintura “El Beso” por un lado y un retrato del artista trabajando en su estudio en el reverso.
Muerte y vida (1916)
Klimt pasó pintando 8 años esta gran alegoría sobre la muerte, uno de los principales temas que obsesionaban a este y a otros muchos artistas de la época. La pintura se encuentra en el Museo Leopold de Viena.
Dánae (1908)
Una de las obras más famosas de Klimt está inspirada en la mitología griega. Dánae representa el erotismo y la sexualidad del momento de la seducción, recibiendo en su sexo la lluvia de oro que permitirá el engendramiento de Perseo.
Retrato de Adele Bloch-Bauer I (1907)
El cuadro fue vendido en 135 millones de dólares a Ronald Lauder, propietario de la Neue Galerie en Nueva York, en junio de 2006, lo que lo convirtió en ese momento en la segunda pintura de mayor valor de todo el mundo. El retrato mide 138 x 138 cm. y está hecho con óleo y oro sobre tela. Debido a sus grandes dimensiones, Klimt tardó tres años en terminar esta impactante obra.
Serpientes de agua II (1907)
Esta pintura es un óleo sobre lienzo de 80 x 145 centímetros. El cuadro muestra cuatro lánguidas figuras de mujer, entrelazándose con las marañas de algas, a su vez confundidas con las masas de cabellos como un símbolo erótico.